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jueves, abril 20, 2006
Noticias de la ciencia
-LOS MURCIELAGOS TIENEN HABILIDADES MAS COMPLEJAS DE LO QUE SE CREIA:
Un estudio profundiza en la "vista acústica" de los murciélagos y
revela aspectos llamativos del "sonar estroboscópico" que utilizan
para examinar su entorno.
Un murciélago se orienta utilizando el sonido en lugar de la vista.
Mediante un proceso sensorial llamado ecolocalización, el animal emite
pulsos ultrasónicos que golpean objetos tales como hojas, árboles e
insectos, y rebotan hacia él para decirle qué hay en las
inmediaciones. El desafío para el murciélago es detectar la presencia
de una presa cuando el eco de ésta se confunde con los de objetos muy
cercanos a ella.
La profesora de psicología Cynthia Moss, de la Universidad de
Maryland, presenta su nueva investigación en la que muestra que los
murciélagos tienen métodos para la ecolocalización de su alimento
dentro de un panorama de "desorden" (proximidad excesiva de objetos al
blanco que les interesa rastrear) que pueden ser más complejos de lo
imaginado hasta ahora por los científicos.
Los murciélagos ajustan la cadencia de sus sonidos cuando se
encuentran en un entorno "abarrotado", y parecen usar el análogo
acústico de un estroboscopio.
Al tratar de cazar una presa, el murciélago vuela rápido alrededor
de ella, emitiendo pulsos de tono y velocidad variables. Cuando se
acerca a lo que podría ser un insecto, manda una serie de pulsos
repetitivos rápidos, o "grupos de sonar estroboscópico". Finalmente,
cuando tiene al insecto "en el punto de mira", y justo antes de
atraparlo, dispara una serie de ráfagas rápidas de sonidos, o zumbido
final. Este nuevo estudio se concentró en los grupos de sonar
estroboscópico emitidos por una especie de murciélago que ha sido
observado capturando insectos cerca del suelo y de la vegetación, lo
que hace pensar que su "estroboscopio acústico" le ayuda a distinguir
un objeto pequeño del fondo complejo con que se topa al cazar tan
cerca de obstáculos que tienden a enmascarar a su presa.
El equipo de Moss analizó grabaciones ralentizadas de video
sincronizadas con las de audio de la actividad de ecolocalización del
murciélago, analizando así sus movimientos a medida que éste
acechaba a un insecto atado a un cordón.
Cuando nada bloqueaba al insecto, los murciélagos hacían un trabajo
rápido al localizarlo y capturarlo. No fallaban, y les bastaba usar
una cantidad pequeña de sonido estroboscópico, rematada con un
zumbido final fuerte. Toda la operación duraba sólo dos segundos.
Entonces, los investigadores complicaron el área de caza agregando
una planta. La captura se hizo más difícil. Cuanto más cerca de la
planta colocaban al insecto, mayor era el uso que el murciélago hacía
del estroboscopio acústico y más tiempo debía invertir en la caza.
Además, volaba junto a la planta en lugar de ir directo hacia el
insecto.
Con la mayor proximidad de la planta al insecto (10 centímetros), los
murciélagos tenían serias dificultades en localizar la presa, y
fallaban a menudo. Pasaban un promedio de casi minuto y medio volando
antes de abortar la operación o fallar. Cuando la planta fue movida
más lejos del insecto, la proporción de éxitos subió y el tiempo
invertido en la caza empezó a bajar. A unos 20 centímetros de
distancia, el 80 por ciento de los intentos de captura tenían éxito,
y la duración de la cacería era de sólo unos pocos segundos.
Los resultados indican, en definitiva, que los murciélagos usaron los
grupos de sonar estroboscópico para intentar distinguir el insecto de
entre el "ruido de fondo".
En la investigación también colaboraron Kari Bohn y Hannah Gilkenson
de la Universidad de Maryland, y Annemarie Surlykke de la Universidad
del Sur de Dinamarca.
Información adicional en:
http://www.amazings.com/ciencia/noticias/140406a.html
-VERIFICAN QUE UN MAYOR CALOR EN LOS OCEANOS INTENSIFICA LOS
HURACANES: Un equipo de investigadores presenta un estudio que ratifica
los hallazgos de investigaciones del pasado año que relacionaban un
acrecentamiento en la fuerza de los huracanes con un incremento global
en la temperatura de la superficie del mar. El nuevo estudio fortalece
el vínculo entre el aumento en la intensidad de los huracanes y la
subida de las temperaturas en la superficie de los mares tropicales.
Este nuevo estudio, del Instituto Tecnológico de Georgia, revela que,
aunque factores tales como el cizallamiento del viento afectan a la
intensidad de tormentas individuales o estaciones de huracanes, no
explican en cambio el incremento global de los últimos 35 años en el
número de huracanes de mayor intensidad.
El verano pasado, las revistas Nature y Science publicaron estudios
que decían mostrar una relación muy estrecha entre las crecientes
temperaturas de la superficie de los mares tropicales y un aumento en
la intensidad de los huracanes. El estudio de Nature, por Kerry Emanuel
en el Instituto de Tecnología de Massachusetts, concluyó que las
tormentas ciclónicas en las cuencas oceánicas del Atlántico Norte y
el Pacífico Norte aumentaban en fuerza y duración. Ese
acrecentamiento, concluyó Emanuel, era debido a las temperaturas
crecientes del mar causadas, en parte, por el calentamiento global.
Un mes más tarde, la revista Science publicó una investigación
relacionando un ascenso de las temperaturas de la superficie marítima
durante los pasados 35 años, con el aumento de cerca del doble en el
número de los huracanes más intensos, clasificados como de Categoría
4 ó 5 en la escala de Saffir-Simpson. Los autores del estudio, Peter
Webster, Judith Curry y Hai-Ru Chang del Tecnológico de Georgia, y
Greg Holland del Centro Nacional de Investigaciones Atmosféricas
(NCAR), examinaron huracanes en todas las cuencas oceánicas del mundo
que hospedan tormentas ciclónicas.
El nuevo estudio ha buscado determinar si otros factores además de
las temperaturas de la superficie del mar pueden contribuir
significativamente a esta tendencia de los últimos 35 años. Los
investigadores del Tecnológico de Georgia Carlos Hoyos y Paula
Agudelo, junto con Curry y Webster, examinaron tres factores: el
cizallamiento vertical del viento (cambios en la velocidad y dirección
del viento con la altitud); la humedad en la capa más baja de la
atmósfera; y la deformación de estiramiento zonal, que es la
tendencia de los vientos a rotar en una dirección ciclónica.
Curry reconoce que constataron una pequeña pero significativa
tendencia creciente en la intensidad del cizallamiento vertical del
viento en el Atlántico Norte, pero que las temperaturas de la
superficie oceánica eran la influencia dominante en el incremento
tanto en la intensidad global de los huracanes como en la intensidad de
los huracanes en el Atlántico Norte.
"Con este nuevo estudio, confirmamos el vínculo entre el ascenso en
las temperaturas de la superficie oceánica y la intensidad de los
huracanes, lo cual ha sido una cuestión importante en el debate sobre
si el calentamiento global está causando un acrecentamiento en la
fuerza de los huracanes", asevera Curry.
Información adicional en:
http://www.amazings.com/ciencia/noticias/140406b.html
-IDENTIFICADA LA ACTIVIDAD CEREBRAL QUE NOS PREPARA PARA RETENER
RECUERDOS: Unos investigadores han identificado la actividad neuronal
que acontece cuando el cerebro se prepara para retener un recuerdo. El
descubrimiento podría tener implicaciones importantes para la
investigación de la memoria, y ayuda asimismo a especificar formas en
las que las personas pueden fortalecer recuerdos que desean conservar
mientras debilitan aquellos que preferirían olvidar.
Observando el patrón neuronal anterior a un evento, los científicos
pueden incluso predecir si éste será recordado.
En dos experimentos separados, con adultos, el neurocientífico de la
Universidad de California en Irvine, Michael Rugg, en cooperación con
colegas del University College de Londres, observaron la actividad
neuronal que precedió a la presentación de palabras simples. Los
investigadores encontraron que las mediciones de la actividad podían
predecir si las palabras serían recordadas en una prueba de memoria
posterior.
En los experimentos, Rugg y sus colegas mostraron una palabra distinta
cada cuatro o cinco segundos a un grupo de adultos jóvenes,
solicitándoles emitir un criterio sobre una característica
específica de la palabra, como por ejemplo si ésta se refería a una
entidad viva o no. Un instante antes de presentar cada palabra, se
advertía a los participantes mediante una señal visual. La actividad
neuronal causada por la advertencia fue monitorizada a través de
electroencefalografía, o EEG, un método mediante el cual electrodos
adheridos al cuero cabelludo miden la actividad del cerebro. Más
tarde, mostraron las palabras nuevamente a los participantes, junto con
otras que no se habían mostrado previamente, y se les pidió que
identificaran cuáles habían sido presentadas en la primera parte del
experimento.
Rugg y sus colegas encontraron que la actividad neuronal particular
que ocurría en el momento de la advertencia visual indicaba si la
palabra sería recordada en esta fase del experimento.
"Estos experimentos muestran que hay más en el por qué recordamos un
evento, que sólo la actividad neuronal evocada por el propio evento",
explica Rugg. "Si recordamos o no algo puede depender de cómo se
prepara el cerebro de antemano".
Rugg considera que el estudio podría influenciar significativamente
la forma en que los científicos estudian cómo y por qué los
recuerdos son memorizados. Aunque los científicos han estudiado
durante mucho tiempo la actividad cerebral que sucede a un evento, para
investigar cómo se forman los recuerdos, ahora también necesitarán
tener en cuenta el papel de la actividad precedente a éste.
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